La Organización de las Naciones Unidas (ONU) refiere que la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar medios de vida sostenibles, además que se trata de un problema de derechos humanos (DD.HH). 

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«Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud», refiere la ONU, que aprobó conmemorar el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza cada 17 de octubre.

El ente precisa que más de 700 millones de personas, o el 10 por ciento de la población mundial, aún vive en situación de extrema pobreza a día de hoy, donde no puede satisfacer las necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso a agua y saneamiento, por nombrar algunas.

En este contexto, hay una diversidad de situaciones de pobreza, pero es estructural y tiene un nombre: capitalismo.

¿Qué existen otros sistemas que están atravesando la pobreza? Pues sí y el patriarcado es uno de ellos.  

Por ejemplo, como bien lo refleja una de las pobrezas, la energética, no puede haber desarrollo sostenible si no hay igualdad de género.

De acuerdo con la plataforma feminista Latfem, en efecto, “las mujeres dedicadas al trabajo doméstico no remunerado que sufren precariedad energética suelen estar más expuestas a diversas problemáticas sociales y económicas. Sus derechos se ven limitados y no tienen tiempo para la recreación o el acceso al capital cultural (sin ello no hay empoderamiento ni transformación educativa) y tecnológico”.

Asimismo, declaran que “la pandemia puso en evidencia un sistema cruel donde la concentración de la riqueza sólo aumenta en un mundo que se acerca al colapso ambiental, humano y social».

«El 1 por ciento de la población concentra casi la mitad de la fortuna a nivel mundial y apenas ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población global, es decir 3.600 millones de personas”, dicen.

Algunos datos compartidos por la ONU:

Los pronósticos indican que 575 millones de personas seguirán viviendo en la pobreza extrema y solo un tercio de los países habrán reducido a la mitad sus niveles nacionales de pobreza para 2030.

Más de 4.000 millones de personas continúan totalmente desprotegidas. Gran parte de los grupos de población vulnerables del planeta, incluyendo jóvenes y ancianos, siguen sin estar amparados por los programas obligatorios de protección social.

“El porcentaje de gasto público destinado a los servicios esenciales, como la educación, la sanidad y la protección social, es significativamente mayor en las economías avanzadas que en las emergentes y en vías de desarrollo”, refiere ONU.

Algunas publicaciones que proponen reducir el tema de la pobreza como Ayuda en acción instan a acciones como reducir los desperdicios de alimentos, comprar y consumir solo lo que necesitamos, limitar el uso de elementos contaminantes, reciclar los productos que desechamos, hacer un uso responsable del agua y la electricidad, y promover y divulgar buenas prácticas que favorezcan el cuidado del medio ambiente.

Sin embargo, esas medidas no son efectivas si no cambia el sistema capitalista que impera, y que pone la lógica del mercado por encima de los derechos y la justicia para todos.

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